Verbena

Está claro que no hay fiestas de pueblo si no hay una buena verbena.

Así que como ayer celebramos el día de las fiestas rurales, ¿qué mejor manera de acabar el día que celebrando una verbena, con música, bebida fría y competiciones donde terminar sin voz y con dolor de tripa de tanto reírnos?

Hasta teníamos vaquilla, aunque la pobre acabó agotada de bailar y jugar con los chicos y chicas intentando evitar que marcaran gol...

Un broche perfecto para un día increíble en el que aprendimos a valorar nuestros pueblos y a sus gentes.