La otra noche tuvimos en la granja una de las visitas más esperadas de las quincenas, nos visitó un viejo amigo muy juguetón, "El Mamut".
Pero antes de que el mamut llegará a El Remolino acompañado de su madre adoptiva "la luna", llegaron dos personajes para explicarnos por qué vivía cerca de la granja escuela el único mamut que queda en el mundo.
Aparecieron en el tótem, un gran personaje, Currito de la Cruz, "el mejor torero andaluz, no lo digo yo, lo dices tú" y su amiga la Gitanilla Jerezana, se suponía que Currito venía a torear al mamut pero se sinceró con nosotros y terminó contándonos que le tenía muchísimo miedo al mamut, a los toros, vacas o cualquier animal más grande que un gato...
Entre Currito y la gitana nos contaron la preciosa historia del mamut y cómo la luna lo ayudó a sobrevivir durante cientos y cientos de años alimentándolo con garbanzos.
Nos explicaron que el pequeño mamut ya se había acostumbrado a vivir cerca de una granja escuela y que le encantaba jugar con los niños y las niñas que ocupan esta casa, pero que para jugar con él había que cumplir unas cuantas normas, ya que no hay que olvidar que el mamut es un animal y como tal le cuesta confiar en los humanos.
Así que lo que debíamos hacer era alimentar al mamut con los garbanzos que nos proporcionara la luna después de cantarle y decirle unos cuantos piropos.
Nos encantó que esta vez no tuviésemos que buscar pistas ninguna, que todo estuviese oscuro y aún sin linternas nos acostumbráramos a la oscuridad, disfrutamos de las estrellas y el precioso cielo nocturno, y como el juego hay que hacerlo en total silencio para no asustar al mamut descubrimos muchísimos sonidos nocturnos que desconocíamos.
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