Llegó al tótem acompañado por el angelito de la guarda y una monja, aunque más bien fueron ellas las que trajeron a Dios un poco obligado,
y nos explicaron que lo traían al Remolino a ver si podíamos convencerlo de que desechara una idea que se le había pasado por la cabeza y que era una verdadera locura.
¡Quería quitar la música del mundo!
Estaba cansado de escuchar siempre la misma música, y pensaba que los niños y niñas de hoy en día sólo conocían uno o dos estilos de música si acaso.
Los niños y niñas les dijeron varios estilos pero a Dios no le parecía suficiente, así que el angelito de la guarda propuso que si los niños y niñas después de hacer una gymkhana musical hacían una actuación de cada estilo musical él no quitaría la música y nos dejaría disfrutar de ella a diario.
Dios aceptó y después de ver las actuaciones de nuestros chicos y chicas, no pudo negarse!!!
¡Fue una noche divertidísima!
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